El tren de los 90
Acuerdo con el FMI, reapertura del canje de deuda, pago al Club de París
Por Pablo Herrero Garisto (*)
Estación 1: Acuerdo con el FMI
"Argentina ya volvió a los mercados de capitales". Así anunció el ministro de Economía argentino, Amado Boudou, el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional, después de casi cuatro años de tire y afloje mediático. Hablando se entiende la gente, dicen.
El acuerdo permitiría que una misión “técnica” del organismo revise las cuentas y la marcha de la economía argentina. Algo impensado a fines de 2005, cuando, con bombos y platillos, el presidente de entonces, Néstor Kirchner, anunciaba el pago por adelantado y de una sola vez de los casi 10.000 millones de dólares reclamados por el FMI.
“Es necesaria esta medida para recuperar la soberanía financiera”, afirmaban por esos años. ¿Será necesario hoy acordar con el Fondo para recuperar la “dependencia financiera” y volver a los tan ansiados mercados? Lo que importa es que Argentina tenga posibilidades cash de acceder a nuevos créditos y reproducir, una vez más en su historia, los procesos cíclicos de endeudamiento, cuyas genocidas consecuencias conocen muy bien quienes sobrevivieron y sobreviven aún hoy en un país productor de alimentos para 300 millones de personas, apenas 260 millones más que la población argentina.
Estación 2: Reapertura del canje de deuda
El Congreso argentino sancionó en el año 2005, al calor de la presión del Poder Ejecutivo, la llamada ley cerrojo por el canje de deuda. Una manera de “legalizar” el canje emprendido por la administración Kirchner. Más allá de que fuera planteado como un “punto de inflexión en nuestra historia y como una solución argentina para los problemas argentinos, al aliviar una situación financiera angustiante que impedía toda posibilidad de poder pensar un futuro más justo y más digno para nuestro pueblo”; lo cierto es que el objetivo del canje no fue otro que reiniciar el pago de la deuda, que durante tres años había sido suspendida. Mediante el cambio de bonos viejos por nuevos, con un paper premio atado al crecimiento de la economía argentina. Si el PBI crecía en los próximos años, la tasa de interés beneficiaría a los tenedores. Pero una parte de esos bonistas se negó a canjear sus bonos e inicio demandas legales contra Argentina, alentados por la banca internacional, reclamando el pago sin quita.
Hoy, el Gobierno anuncia la reapertura del canje de deuda y pretende llegar a un acuerdo con los holdouts, a pesar que juro y perjuro que quienes no lo aceptaron en su momento perdieron toda oportunidad. ¡Cambia, todo cambia!
Estación 3: Pago al Club de París
En septiembre de 2008, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciaba con bombos y platillos, al igual que su marido en su momento, la decisión “soberana” de saldar la deuda de unos 6.700 millones de dólares reclamada por el Club de París. Entre los créditos que se pretendía pagar, había varios que venían de arrastre desde la última dictadura militar, como el crédito holandés que fue auditado en la Causa Olmos y se comprobaron una serie de irregularidades o los créditos españoles usados para el blindaje financiero, que alentaron la fuga de capitales y le dieron la bienvenida a la peor crisis que haya tenido Argentina en su historia.
El gobierno abanderado de los Derechos Humanos se planteaba, y se plantea hoy día, pagar una deuda ilegítima, manchada con sangre originada en la dictadura militar más brutal que sufrió el país, con un monstruoso saldo de asesinados, desaparecidos, torturados y exiliados.
El acuerdo con el Fondo es la llave que abre el pago al Club de París, como lo exigían las potencias miembro y el gobierno argentino se negaba. ¿Se negaba?
El acuerdo con el Fondo es la llave que abre el pago al Club de París, como lo exigían las potencias miembro y el gobierno argentino se negaba. ¿Se negaba?
Estas tres estaciones del viejo tren de los noventa -acuerdo con el FMI, reapertura del canje de deuda, pago al Club de París- nos pasean por las vías del círculo vicioso del endeudamiento ilegítimo. Es inaceptable que en medio de una crisis global como la que estamos viviendo, se siga privilegiando los intereses y condiciones del capital concentrado en detrimento del derecho soberano del pueblo a resguardar su vida y derechos humanos. Una vez más el Gobierno pierde la oportunidad de encarar la problemática de la deuda desde otra lógica. Y van…
(*) miembro de Diálogo 2000 Argentina.