Fallo buitre pone de relieve la urgencia de una nueva estrategia frente a la deuda: Auditoría, no más canjes, para no seguir pagando lo que no debemos
En
su fallo del 23 de agosto, la Cámara de Apelaciones de Nueva York confirmó lo
equivocada de la estrategia adoptada por el gobierno argentino para encarar la
problemática de la deuda pública. Al darles toda la razón a los llamados fondos
buitre, en su pelea por cobrarnos lo que jamás invirtieron, puso de relieve la
urgencia de un cambio a fondo.
El
gobierno se ha dejado entrampar en un terreno que, por definición, nos es
desfavorable. Es una estrategia que ha costado caro al pueblo argentino y seguirá
sumando facturas si no es corregida. Al ignorar la ilegitimidad manifiesta de
los reclamos de deuda hoy en garras no solo de los buitres reconocidos sino
también de otros cobradores, y seguir aceptando la jurisdicción
anticonstitucional de tribunales extranjeros como el de Nueva York, el gobierno
pretende ilusoriamente que las reglas del mercado jueguen a favor de los
derechos humanos y la soberanía del país.
La Cámara neoyorquina
lo dice con toda claridad cuando afirma que su decisión favorece la integridad
y el estatus del mercado de capitales de esa ciudad, al requerir a rajatabla,
sin admitir consideración alguna, que “deudores, incluso deudores extranjeros,
paguen sus deudas”.[1] Por más
que se rechaza sus implicancias para Argentina, y posiblemente para otros
pueblos que también sufren las acciones de los grandes especuladores, nadie debería
haber esperado otra decisión.
Lamentablemente,
las dos medidas anunciadas anoche por la Presidenta solo buscan profundizar la
estrategia que ha convertido a Argentina en un “pagador serial” - según ella
misma confirmó - de reclamos de deuda cuya legitimidad nunca ha sido
establecida.
Desde los inicios de
la década K, la estrategia del gobierno argentino frente a la deuda se ha
basado en el no-cuestionamiento de los reclamos, la renovación del sometimiento
a tribunales extranjeros y la búsqueda de condiciones que le permitan pagar y
pagar, con el fin anunciado de acceder nuevamente y en mejores términos a los
mercados internacionales de capital, para poder volver a endeudarnos.
Aunque no ha logrado
el objetivo anhelado, como bien lo señaló la Presidenta anoche, entre 2003 y
2012 Argentina ha abonado en concepto de deuda más de 173 mil millones de
dólares - más que cualquier gobierno anterior y el equivalente, al cambio
oficial del día, a un año y medio de presupuesto nacional o bien, a siete veces
lo recaudado por el tan cuestionado Impuesto a las Ganancias en 2012. Además, sigue
acumulando costosos juicios - y sentencias – en contra y la deuda pública, pese
a lo pagado y a toda la propaganda del “desendeudamiento”, crece a pasos
agigantados llegando a fines de 2012 a la suma oficial de 209 mil millones de
dólares.
Es esa “voluntad
pagadora” que el gobierno continúa buscando proteger en cada actuación, sea
ante los llamados fondos buitre, los gobiernos del Club de París, el FMI, el
CIADI o en sus reiteradas ofertas de generosas reestructuraciones. Y por ser
efectivamente el gobierno que más deuda ha pagado, aún a costa de las
necesidades del pueblo argentino y un nuevo y fuerte endeudamiento interno con
la Caja de jubilaciones y otros resquicios de fondos estatales y paraestatales
– es lo que más enojo le produce al ser tildado por la misma Cámara de
Apelaciones como un “deudor recalcitrante”.
Una
nueva y más eficaz estrategia debe partir de otro cometido: la defensa y
promoción de los derechos humanos por encima de las pretensiones del capital,
tal como le exige al gobierno el derecho nacional e internacional vigente en la
materia.[2]
Se debe empezar por reconocer
los orígenes fraudulentos de la deuda y obrar en consecuencia. El gobierno se
queja de la deuda “heredada”, que viene de la dictadura y de todo el proceso
posterior de ajustes y reestructuraciones, incluyendo las emisiones de bonos en
pleno menemato neoliberal con las condiciones leoninas que hoy sirven de
bandeja a los buitres. Pero se jacta de pagar en vez de cuestionarla, ignorando
entre otras cosas, el fallo del Juez Ballester en el renombrado “Caso Olmos” y
todas las causas judiciales aún en curso en Argentina que denuncian la ilegitimidad
e ilegalidad de los reclamos de deuda que Argentina paga religiosamente (y los
que aún no paga). Realizar una Auditoría pública y participativa de la deuda e investigar
las denuncias pendientes serían estrategias mucho más eficaces que rogar una
ayuda desinteresada al gobierno de EE.UU., al FMI o aún a Dios, ante la Corte
Suprema de ese país.
En ese mismo sentido,
el gobierno debe cuestionar la afirmación infundada de la Cámara de Nueva York
en el sentido de que Argentina “se ha sometido voluntariamente a la
jurisdicción de (su) distrito”[3].
Debe reconocer, hacia atrás y hacia adelante, la necesidad de respetar y
reforzar su propia soberanía y la jurisdicción que manda nuestra Carta magna. Sin
duda, el canje propuesto anoche, de bonos emitidos en 2005 y 2010 bajo las
leyes de Nueva York, por nuevos bonos bajo jurisdicción nacional, es un
reconocimiento importante de la gravedad de este problema que no obstante se sigue
perpetuando en contratos aún más recientes, como el acuerdo YPF-Chevron, y los
tratados bilaterales de protección de las inversiones que hoy implican multimillonarios
juicios contra el estado en foros extraños como el CIADI.
Cumplir con el fallo recientemente confirmado por la Cámara
de Apelaciones de Nueva York, significaría además un aumento inaceptable de la deuda social para con el
pueblo argentino. Sin ir más lejos, los USD 1,3 mil millones que demandan los fondos especulativos –
sin incluir los intereses atrasados - serían equivalente al 124% del
presupuesto nacional de este año para Vivienda y urbanismo, o bien, al 59% de la asignación para
Promoción y asistencia social.[4]
Por lo que Argentina tiene razón al rechazar esa
posibilidad y es menester que la comunidad internacional respalde el
derecho de proteger a la población y actúe con eficacia para poner fin a los abusos
sistemáticos del poder financiero capitalista, empezando con los fondos llamados buitre.
Pero es igualmente necesario
que tanto la comunidad internacional, como el gobierno de Argentina, reconozcan
que el país tiene todo el derecho y todas las pruebas, para desconocer y anular
los contratos ilegítimos de deuda impuestos en contra de la voluntad y los
derechos del pueblo argentino, así como la cesión de soberanía y de
jurisdicción hecha bajo la presión extorsiva de los mismos prestamistas que hoy
encuentran respaldo sea en los tribunales de Nueva York o Londres, los paneles
de arbitraje del CIADI o cualquier otro estrado donde los intereses
particulares de unos pocos, pesan más que los derechos humanos de todo un
pueblo. Sólo así se podrá avanzar hacia una justicia realmente legítima y la
reparación de los daños hechos.
AUDITORÍA
Y NO PAGO DE LA DEUDA ILEGÍTIMA
IMPULSO
DE LAS CAUSAS JUDICIALES Y SANCIÓN A LOS RESPONSABLES
RESPETO
A LA SOBERANÍA Y LOS DERECHOS DEL PUEBLO
REPARACIÓN
DE LOS CRÍMENES Y DEUDAS ACUMULADAS
DIALOGO 2000 –
JUBILEO SUR ARGENTINA
Buenos Aires, 27 de agosto de 2013
[1] “Our decision affirms a proposition essential to the integrity of the
capital markets: borrowers and lenders may, under New York law, negotiate
mutually agreeable terms for their transactions, but they will be held to those
terms. We believe that the interest—one
widely shared in the financial community—in maintaining New York’s status as
one of the foremost commercial centers is advanced by requiring debtors,
including foreign debtors, to pay their debts.” Decisión 12-105(L)
de la Cámara federal de Apelaciones de EE.UU., Segundo Circuito, en NML
Capital, Ltd. v. República de Argentina, 23 de agosto de 2013, p. 24-25.
[2]
Ver por ejemplo, los “Principios rectores sobre la deuda externa y los derechos
humanos”, Asamblea General de las Naciones Unidas, A/HRC/20/23.
[3] Idem, p. 17, “…Argentina, a party that has voluntarily submitted to the
jurisdiction of the district court.” Traducción propia.
[4] El
presupuesto nacional 2013 para Vivienda
y urbanismo es $ 5,9 mil millones, y el de Promocion y asistencia social $12,4 mil
millones. Al cambio oficial de $5,6/USD, el pago confirmado a los fondos
buitres sería del orden de $7,3 mil millones.