Haití: Crónica de un equívoco anunciado
Hoy, probablemente sea también apenas la prensa
haitiana que destaca que el Consejo de Seguridad de esas mismas NN.UU., votó
esta mañana para autorizar un año más de permanencia de la MINUSTAH, su Misión
para la Estabilización de Haití, establecida hace ya 10 años en ese pequeños
país caribeño, cuna de grandes aportes a la historia de la humanidad como el
fin de la esclavitud. Tal vez agregan
que el presupuesto anual de USD 500 millones ya ha sido aprobado para el
mantenimiento de esta fuerza de ocupación, responsable, entre otros
despropósitos, por la introducción de la bacteria del cólera que ha matado a
más de 9000 haitianos y haitianas y continua causando estragos, sin que NN.UU.
reconozca su responsabilidad o menos aún, asegure la reparación del verdadero
crimen cometido.
Este desorden de prioridades es un profundo
equívoco que sufre hoy el pueblo haitiano, como tantos otros, con graves
consecuencias para su futuro y el de nuestro mundo entero.
Centenares de organizaciones y personas de
América latina, el Caribe y otras partes del mundo, en vísperas de la votación,
nos dirigimos nuevamente a las autoridades y gobiernos intervinientes en la
ocupación de Haití, para reclamar la no-renovación de esta Misión llamada de
“Paz”[1]. Pero el mismo Consejo de Seguridad que el
hermano Evo Morales recientemente bautizó de “Inseguridad”, sigue afirmando que
Haití es un peligro para la paz de la región, y contra toda evidencia renueva
la presencia de esta fuerza tutelar que lejos de “estabilizar” a la sociedad
haitiana, ha violado sus derechos humanos más básicos, socavado el
funcionamiento de sus instituciones y sometido por completo su soberanía y
autodeterminación.
En la misiva que además dirigimos
a las instituciones de la integración regional, como la UNASUR y la CELAC, repudiamos
especialmente el hecho que los gobiernos y parlamentos de muchos de nuestros
países latinoamericanos -responsables de la mayor parte del contingente de la
MINUSTAH- acepten participar en la tercerización de esta ocupación y el proceso
de recolonización en marcha, haciendo caso omiso de la voluntad del pueblo y
los dos pedidos del Senado haitiano. Pese al ejemplo dado por otros países como
Cuba y Venezuela, que siguen mostrando que una cooperación respetuosa de la
soberanía, los derechos y necesidades del pueblo es possible.
Reiteramos nuestro llamado por el
retiro inmediato de todas las tropas ocupando Haití. En su lugar, generemos una
verdadera fuerza de solidaridad, dando vuelta el desorden de prioridades
establecido, escuchando a las demandas y propuestas de las organizaciones
populares haitianas y contribuyendo en la construcción de nuevos paradigmas de
cooperación hacia un nuevo pacto de civilización.
-Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz
Presidente, Diálogo 2000 y Serpaj-Argentina
Buenos Aires, 14 de octubre de 2014