¿A quién votó la Deuda?
La vi pasar. Iba de tasas altas, vestida de un verde apagado con manchas medio color sangre. Tenía el documento en la mano, orgullosa porque cuando llegó al país tenía uno marrón, de extranjera, pero hace tiempo ya se había nacionalizado – “internalizado” dijeron algunos – dándose incluso el gusto de cambiar de apellido, “Pública” ya no tenía gracia, quedaba muy ordinario. Y ahora que vive mitad del tiempo en el país, mitad afuera, siempre una conmoción al volver para época de elecciones. Con el dólar batiendo récords de subida, no le importa mucho el precio de la leche ni del pan, que al final engorda mucho, ni tampoco el alza del gas o del agua ya que total se queda siempre con amigos. Amigos que la cuidan, que la quieren tanto que nunca se molestan en preguntar de dónde vino o cómo llegó, qué quiere o hasta cuándo se queda. “¡Todo el tiempo que querés! – le susurran fascinados - ¡100 años no es nada!”. Tiempo para visitar las estancias que va adquiriendo, los pozos que ayuda ...