Resumen final Foro Derechos y Soberanía frente al Libre Comercio, la Deuda y el Poder Corporativo
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Derechos y Soberanía frente al Libre comercio, la Deuda y el Poder Corporativo
Resumen de situación y alternativas y
estrategias populares
La crisis que vivimos no es un momento coyuntural. En América Latina hemos vivido una crisis permanente, basada en el despojo de los Pueblos por parte del capitalismo. Las bases de la crisis han sido el no pago a los trabajadores, el no pago y no reconocimiento del trabajo de las mujeres, el saqueo de los bienes comunes y el de los pueblos colonizados. En consecuencia, las respuestas deben ir en el sentido de cambiar el sistema, porque la crisis es el sistema capitalista y la sociedad que se construyó basada en el.
Después de
la caída del Muro de Berlín, se dio un cambio en el sistema mundial
caracterizado por tres factores: a) el papel que empiezan a jugar China e
India, que para el año 2030 suministrarán el 40% del PBI mundial; b) la
transición hegemónica; c) la profundización de los procesos de saqueo,
colonización y despilfarro.
Frente al
momento de crisis que experimenta el proceso de acumulación y concentración
capitalista, han habido diferentes estrategias de respuesta, desde la clase
dominante y desde los pueblos en resistencia. Dentro de las estrategias de la
clase dominante se ubican: la intensificación de los procesos de
mercantilización, la recolonización de los territorios tanto terrestres como
marinos, la guerra a gran escala para destruir capitales y de baja intensidad
como la definición de los Estados fallidos, el aumento de la criminalización de
las luchas, la deriva autoritaria, la militarización, la creación de nuevos
bloques que no salen de la lógica del capitalismo como el G20, los intentos de
regulación financiera que no pasan de intentos, el capitalismo verde como la
mercantilización de los bienes naturales. Estas respuestas ponen cada vez más
en evidencia que a la contradicción capital-trabajo, ahora se suman las
contradicciones capital-vida y
capital-democracia.
En
este contexto, la Deuda pública se ha configurado en una herramienta
privilegiada de la expansión capitalista de concentración, desigualdad y
opresión. Actúa para subordinar el modelo productivo y de consumo a la búsqueda
de recursos para pagar los intereses y refinanciar indefinitivamente los saldos
cada vez mayores. No solo debemos
considerar a la Deuda desde la perspectiva macroeconómica, sino también desde
cómo afecta nuestros derechos y formas de vida, como socava la Soberanía y la
Autodeterminación de los Pueblos. La expansión de la economía verde
mercantilista y las violaciones de los derechos humanos se vinculan con la
Deuda. Los Estados priorizan el pago de la Deuda pública, por encima de los derechos políticos,
sociales, económicos, ambientales y culturales de los Pueblos, presionados por
el capital y las instituciones multilaterales que están a su servicio, como son
el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de
Desarrollo, etc.
Estas
instituciones, conjuntamente con la Organización Mundial del Comercio,
promueven una liberalización económica que aumenta el Poder Corporativo y
recrudece las profundas asimetrías que atraviesan a nuestros Pueblos y
Países. Un examen crítico de estas
últimas décadas evidencia lo que han
sido los impactos del régimen neoliberal de comercio e inversiones. Más de 20
años de TLCAN demuestran lo dramático que estos tratados pueden resultar para
nuestra Soberanía y Derechos. Los Acuerdos de Protección de las Inversiones
generan beneficios desmesurados para las corporaciones. Por ejemplo,
externalizan los riesgos por medio de las demandas a los gobiernos ante
tribunales privados internacionales, blindan la regulación a su favor. La mera
amenaza de demandas por miles de millones de dólares, ejerce una presión
formidable sobre los Estados, a la hora de ejercer su soberanía y su papel de
garantes de los derechos humanos, de protección del medio ambiente, de respeto
de los derechos laborales.
El poder
corporativo se ha concentrado y fortalecido de forma creciente bajo las
transformaciones jalonadas por el sistema capitalista y sus instrumentos
dictatoriales, como el sistema de la Deuda, el régimen de comercio e
inversiones. Estos han subordinado las normatividades nacionales soberanas a
las normas del derecho corporativo ilegítimo. Esto facilita el actuar de las
empresas transnacionales, las cuales violan de forma sistemática los derechos,
sometiendo a los Pueblos y a la naturaleza a mayores vejámenes. Tal es el caso
de la transnacional Bennetton que despoja al territorio y Pueblo mapuche, entre
tantos ejemplos, con la complicidad activa del Estado y gobierno argentino.
Las
transnacionales actúan bajo el amparo de la Arquitectura de la Impunidad, la
cual incluye al sistema de la Deuda, a los tratados de libre comercio y de
protección de inversiones, y organismos multilaterales como la Organización
Mundial del Comercio (OMC). Estos generan una globalización en función de su
afán de lucro. Otros de los pilares de esta arquitectura son: la captura y
privatización de la democracia que se cristaliza en verdaderas CEO-cracias; el festín
fiscal y financiero que está detrás de la dinámica de concentración del
capital. Asimismo, en el régimen de la propiedad intelectual donde el
conocimiento se ha vuelto una marca registrada, y en una dinámica
extractivista, se produce la toma de control y saqueo de territorios, saberes,
cuerpos y bienes comunes de la naturaleza.
Los
pueblos construyendo Soberanía y Derechos
El
capitalismo siempre está en acción y no se da por vencido. No obstante, también
se evidencian estrategias de resistencia desde los pueblos. Se observa una
aparente desmovilización, fragmentación y pesimismo en América Latina. Empero,
esto no tiene sentido porque tenemos un acumulado de experiencias de
resistencia, que sirven de esperanza para seguir construyendo soberanías.
Como instrumento
de dominación, deben ser develadas y socializadas las repercusiones que la
Deuda conlleva en las múltiples resistencias, denunciando su carácter ilegítimo
y evidenciando quién realmente debe a quién. La construcción de un horizonte de
transformación y esperanza implica asumirnos como Pueblos Acreedores de deudas
no únicamente económicas, sino también sociales, históricas, ecológicas,
democráticas, de género, entre otras. La praxis de las diversas resistencias
debe permitirnos comprender sus demandas y reivindicaciones y relacionarlas con
el sistema de endeudamiento perpetuo, a fin de derrotar el poder del capital y
fortalecer espacios de articulación de las diversas luchas por un mundo digno y
justo.
Necesitamos seguir construyendo desde las luchas de los Pueblos para
avanzar en este proceso, incluyendo acciones como las auditorias integrales y
ciudadanas de la Deuda, tribunales éticos y consultas populares, entre otras
estrategias. Debemos desmitificar el rol asignado a la Deuda como motor de crecimiento.
Debemos poder utilizar las riquezas que generan nuestros Pueblos para la
satisfacción de nuestras necesidades y derechos y no para alimentar a la
dinámica especulativa y endeudadora. No más deudas! No debemos, no pagamos!!
Somos los Pueblos los Soberanos!
Frente al régimen
de comercio e inversiones, debemos organizarnos para frenar su expansión,
avanzar hacia auditorias de los tratados que permitan deslegitimarlos y
revertirlos. Necesitamos un espacio de
articulación global de las luchas que enfrentan al régimen de comercio e
inversiones. Rechazamos la propuesta de la Unión Europea de una Corte
Multilateral de Inversiones (MIC) y llamamos a los gobiernos a denunciar los
actuales tratados de protección de las inversiones y a no volver a firmar ningún
tratado de libre comercio más, incluyendo el Acuerdo UE-Mercosur, que amenazan
de firmar en breve tras una negociación secreta a espaldas de los Pueblos. Por
otra parte, reafirmamos que la OMC sigue matando a las y los campesino/as y es
una de las causas de la injusticia global. Debe ser abolida. En el corto plazo,
la expansión actual de su mandato y normativa, empujada por el Norte Global y
sus empresas transnacionales, debe ser detenida. Fuera OMC! Basta de “libre”
comercio! Libres somos los Pueblos!!
Frente
al poder corporativo, que protagoniza el despojo por parte de las
transnacionales en los territorios, desalojos, criminalización, pérdida de
acceso de los Pueblos a los recursos naturales en el mar y la tierra, seguimos
de pie. Seguimos cuidando nuestros territorios, nuestras semillas, nuestros
cuerpos, nuestras lenguas y culturas, nuestra Memoria en nuestras resistencias.
Debemos globalizar las luchas, seguir fortaleciendo los lazos y articulaciones,
la capacidad de acción conjunta a fin de desmantelar el poder corporativo. Debemos
seguir luchando para lograr un tratado internacional que vincula las empresas
transnacionales al respeto de los derechos humanos. Debemos disputar el espacio
legislativo y judicial, denunciando cómo las leyes son violadas, torcidas, malinterpretadas
y adaptadas ante el interés de las transnacionales. Criminalizan a las
personas, organizaciones y comunidades que defienden nuestros derechos y
aquellos de la naturaleza, mientras aseguran la impunidad del capital. Debemos
mantener la autonomía de los movimientos sociales en relación a los gobiernos, señalando nuestra solidaridad con Pueblos,
comunidades y organizaciones perseguidas y reprimidas. El poder
corporativo genera violencia física, estructural y simbólica a los Pueblos.
Basta ya! Pongamos fin a la impunidad y desmantelemos el poder de las
transnacionales ya!
Los
Pueblos deben asumirse como protagonistas y constructores de su destino,
ejerciendo su soberanía. Cuando hablamos de los derechos humanos, hablamos de
los Derechos de los Pueblos y de los Derechos de la Naturaleza, hoy
avasallados. Por compromiso con las personas que ya no están, seguimos con la
esperanza de continuar profundizando nuestras luchas y avanzando en la
construcción de soberanía y alternativas de vida digna para todos y todas.
¡Venceremos!