La Deuda con el Clima, en la COP30 y más allá
En vísperas del inicio en Belém do Pará, de la Cumbre de los Pueblos ante la COP30 de negociaciones/negociados climáticas, desde Jubileo Sur/Américas emitimos el siguiente pronumciamiento, acerca del cual invitamos sus comentarios y adhesiones.
La Deuda con el Clima, en la COP30 y más allá
Frente a la mercantilización, la financiarización y el endeudamiento de la Vida y la Naturaleza:
¡Nuestras resistencias y alternativas!
La crisis climática y social golpea con cada vez mayor fuerza a los pueblos, cuerpos y territorios de nuestra América latina y el Caribe, del Sur global y el mundo entero. Las inundaciones y sequías, las tormentas huracanadas, la ocupación, explotación y devastación de los bosques, los glaciares, los ríos y las llanuras, las costas y las aguas del mar, hasta los centros urbanos tornados inhabitables, son evidencias irrefutables de su avance.
Por cierto, no es una crisis nueva, ni puede ser tratada y mucho menos resuelta, sin entenderla como parte integral del proceso que viene de lejos, de dominación y control colonial, capitalista, racista y patriarcal, de nuestra Casa Común. Desde inicios de la era colonial, el Norte global –a través de sus gobiernos, instituciones financieras y corporaciones y medios culturales y de comunicación - ha explotado y saqueado la riqueza, bienes naturales, saberes, trabajo y vida de los pueblos del Sur, dejando una secuela de miseria, devastación, represión y deudas amén de sus círculos locales de cómplices y colaboracionistas.
Pero se viene acelerando, con la proliferación de nuevas modalidades de extracción y explotación y falsas soluciones a las mismas crisis que genera. Sumando, desde ya, el enorme despliegue de un paraguas ideológico y discursivo que se ha ido evolucionando desde el “desarrollo” y el “desarrollo sostenible”, a la “transición energética” y la “economía verde”.
La red Jubileo Sur, desde su constitución en el año 1999, ha buscado aportar al fortalecimiento de las resistencias y la construcción de alternativas a esta crisis. Nuestra acción, junto a diversos pueblos, redes y movimientos, ha contribuido a profundizar en el vínculo estructural entre la dominación ejercida por la Deuda Financiera ilegítima reclamada a nuestros países, y la generación de las Deudas Históricas, Sociales y Ecológicas de las cuales los pueblos y la naturaleza somos acreedores. Y en este caminar, el reconocimiento de la Deuda Ecológica y Climática y la demanda de su reparación, asumieron una centralidad.
La red Jubileo Sur, desde su constitución en el año 1999, ha buscado aportar al fortalecimiento de las resistencias y la construcción de alternativas a esta crisis. Nuestra acción, junto a diversos pueblos, redes y movimientos, ha contribuido a profundizar en el vínculo estructural entre la dominación ejercida por la Deuda Financiera ilegítima reclamada a nuestros países, y la generación de las Deudas Históricas, Sociales y Ecológicas de las cuales los pueblos y la naturaleza somos acreedores. Y en este caminar, el reconocimiento de la Deuda Ecológica y Climática y la demanda de su reparación, asumieron una centralidad.
Deuda ecológica, Deuda climática y las negociaciones climáticas
El concepto de Deuda Ecológica se profundizó primero con la observación de la responsabilidad histórica de los países del Norte por la degradación ambiental en la Conferencia de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente y el Desarrollo (Rio ´92). Y, luego, en referencia específica a la Deuda Climática, con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC, 1994), que buscó reconocer y responder a las asimetrías de poder y de consecuencias climáticas consolidadas a partir de la revolución industrial y el uso desproporcionado de los bienes ecológicos y de la emisión de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, este principio quedó en el papel, mientras los principales generadores de las Deudas Ecológica y Climática, siguen evadiendo sus responsabilidades históricas y actuales. El mismo Protocolo de Kioto (2005), que estableció la obligatoriedad de reducir emisiones de acuerdo al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, habilitó el mercadeo de carbono como alternativa “compensadora”.
Desde entonces, los procesos de negociaciones internacionales relacionados, incluyendo las Conferencias de las Partes (COP por sus siglas en inglés), ponen en evidencia la captura financiera y corporativa de estos espacios multilaterales y el propósito mercantil de sus resultados, confirmando el poder del mercado y de los grandes intereses geopolíticos por sobre las decisiones de la inmensa mayoría de los países periféricos.
Dejan de lado tanto la ciencia que señala cuáles son las causas del calentamiento global, así como el derecho democrático de los pueblos a expresarse y ser tenidos en cuenta a la hora de tomar decisiones que los afectan de manera directa, como son políticas y proyectos petrodependientes a nivel nacional e internacional o las soluciones de deuda y mercado que se han impulsado desde inicios de las negociaciones sobre clima.
Han desconocidos, entre otras alternativas presentadas, los Acuerdos de los Pueblos de Cochabamba, resultado de la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (2010), donde participaron más de 35.000 representantes de movimientos y organizaciones sociales de 140 países. Ahí y en muchas otras instancias, han sido propuesto caminos alternativos concretos, incluyendo: el reconocimiento jurídico de los Derechos de la Naturaleza; el establecimiento de un Tribunal Internacional de Justicia Climática; la anulación y no pago de las Deudas financieras ilegítimas y odiosas y la realización de reparaciones climáticas, en vez de más deuda, explotación fósil y negociados “verdes”.
Los Acuerdos de París (COP21) dinamitaron la obligatoriedad de la reducción de emisiones, retrocediendo la acción climática de los Estados a la categoría de “voluntaria” y avanzando su entrega a la especulación financiera y los mercados de carbono. Como resultado, no solo no se alcanzó el pico e inicio del descenso en las emisiones de gases de invernadero, que se buscaba alcanzar entre 2020 y 2025 para poder limitar el calentamiento climático a menos de 1,5 grados, sino que las emisiones globales continúan aumentándose.
Nada hace pensar que, en la COP30 en Belém, se modificará el actual direccionamiento de mercantilización de las negociaciones, de desatención a las verdaderas causas del calentamiento global, de retroceso en el establecimiento de obligaciones de corte de emisiones suficientes y vinculantes y de reparación a las Deudas Socio-ecológicas y Climáticas. Al contrario, los Derechos Humanos, de los Pueblos y de la Naturaleza, se encuentran en un estado de gran indefensión y vulnerabilidad frente a los acuerdos que se pretenden alcanzar e implementar.
Nada hace pensar que, en la COP30 en Belém, se modificará el actual direccionamiento de mercantilización de las negociaciones, de desatención a las verdaderas causas del calentamiento global, de retroceso en el establecimiento de obligaciones de corte de emisiones suficientes y vinculantes y de reparación a las Deudas Socio-ecológicas y Climáticas. Al contrario, los Derechos Humanos, de los Pueblos y de la Naturaleza, se encuentran en un estado de gran indefensión y vulnerabilidad frente a los acuerdos que se pretenden alcanzar e implementar.
No más Deudas
La última COP29, realizada en Bakú (Azerbaiyán) en 2024, tuvo entre sus resultados finales un acuerdo que promete triplicar la financiación climática desde fuentes públicas del Norte global hacia el Sur, elevando la meta de 100.000 millones de dólares alcanzada recién en 2022 y con el 70% en la forma de nueva deuda, a 300.000 millones de dólares anuales para 2035. A la vez, se comprometieron a sumar un billón de dólares en financiamiento privado (o sea, el triple del monto de fondos públicos), para la misma fecha. El lanzamiento en Belém de un Fondo de Inversiones para la preservación de los Bosques Tropicales (TFIF/TFFF), es un ejemplo flagrante de la hipocresía y auto-promoción de los actores y mercados financieros que buscan seguir garantizando sus ganancias, bajo un nuevo paraguas verde.
Hay mucho debate alrededor del financiamiento climático, el mismo que no es para enfrentar el problema del clima, sino que podría inclusive acarrear mayor endeudamiento para los países del Sur global. Además, gran parte de las propuestas incorporan en roles centrales al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y otros Bancos Multilaterales de Desarrollo, cuyos créditos, condiciones, asesoramiento y exigencias, desde su creación hace ya más de 80 años, siguen siendo una parte importante del problema y no una solución.
En su Audiencia sobre Agua, Clima y Energía, en octubre 2025, el Tribunal de los Pueblos y la Naturaleza contra el FMI-BM escuchó al respecto múltiples testimonios desde pueblos indígenas y organizaciones populares de Haití, Colombia, Brasil y Argentina y participantes de las Audiencias anteriores en Ecuador y Perú. Fueron denunciadas la acción criminal de estas instituciones, junto a la complicidad de gobiernos, fondos de inversión y empresas transnacionales, a través de la promoción, entre otras, de megaproyectos eólicos y la consolidación de mercados de carbono, la privatización de sistemas de agua y saneamiento, el canje de deudas por conservación o acción climática y la continuación de las políticas coloniales de saqueo, deuda y control.
Pese a las críticas cada vez mayores, tanto el FMI como el Banco Mundial siguen saliendo airosos de las negociaciones sobre clima y hasta ven fortalecidos sus mandatos. Se presentan como quienes tienen la “solución” para la crisis de la cual se encuentran entre sus principales responsables. Es inaceptable la participación de estas Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) en el diseño o gestión de fondos, como los de “Pérdidas y Daños”, o de Inversiones para los Bosques Tropicales (TFIF) o para la Sustentabilidad y la Resiliencia Climática, mismo en las negociaciones que tienen que ver con el clima o con solucionar los problemas ambientales. El FMI, el BM, el BID y demás bancos multilaterales deben estar fuera del clima.
A esta realidad, se suma un monumental proceso de sobre-endeudamiento público en los países del Sur global, para hacerle frente al hecho que los países, especuladores y empresas del Norte no cumplen con sus obligaciones de reducción de emisiones y de reparaciones frente al Cambio Climático. Mientras más de 3 mil millones de personas viven en países del Sur global que pagan más en intereses sobre una Deuda ilegítima, que lo que invierten en salud o educación, los costos de detener el calentamiento global son transferidos a esos mismos pueblos del Sur, al igual que los costos tanto del crecimiento de sus ganancias en el Norte, como de sus crisis económicas. Crisis que los pueblos del Sur padecen históricamente y que ya pagaron varias veces, con su trabajo, riqueza y vidas. Es hora de dejar de pagar lo que no son deudas nuestras.
El Grupo de Evaluación Independiente del Banco Mundial estima que, durante el año 2023, casi 200.000 millones de dólares salieron de los países que siguen calificando como “en vías de desarrollo”, para los bolsillos de los prestadores privados del Norte global. Asimismo, en gran medida por causa del aumento en las tasas de interés y en el valor del dólar estadounidense, el costo de “servir” las deudas eternas de los países del Sur global se ha duplicado desde 2014, alcanzando 1,7 billón de dólares en 2023 – dejando poco margen para cumplir con los derechos básicos de sus poblaciones incluyendo la acción climática. ¿Quién ayuda a quién?, y ¿Quién debe a quién?, continúan siendo interrogantes claves para salir del círculo vicioso de más pagamos, más debemos y menos tenemos para hacer frente a cada vez más problemas.
Basta de falsas “soluciones” para sostener el mismo sistema
Desde los años 70 hasta ahora, el capitalismo ha buscado superar sus crisis de sobre-producción, sobre-valorización del capital, de crecimiento económico y de la tasa de ganancias, impulsando nuevos procesos de mercantilización y una profunda financiarización de la Naturaleza, donde todo se puede comprar o vender en cualquier Bolsa de Valores.
Con esta nueva fase del capitalismo, por ejemplo, con el mercado de los bonos de carbono, los Programas de Reducción de Emisiones de Carbono causados por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD+), los Mecanismos de Desarrollo Limpio, los Servicios Ambientales y otros, los pueblos pasan a proveer un nuevo tipo de trabajo asalariado – cuando no directamente esclavo -, donde sus territorios son transformados en mercancía y la Naturaleza pasa a ser un “servicio ambiental”.
Estas “falsas soluciones” al Cambio Climático no paran de proliferar, generando grandes impactos en las comunidades más vulnerables que son expulsadas de sus tierras o sometidas a regímenes de propiedad del carbono sobre sus bosques. Hablamos de la vida concreta de millones de personas, tanto del campo y las zonas costeras como de los centros urbanos, que día a día sufren la voracidad del capital y se ven afectadas en su vida cotidiana, costumbres, saberes, culturas y creencias. Todo para que los especuladores y corporaciones acumulen más poder y ganancias millonarias a costa de la vida de las y los más débiles y de la Naturaleza y para que el sistema capitalista siga reproduciendo capital y sacrificando la vida.
En cuanto a la transición energética hegemónica impuesta – una verdadera “transacción energética” – además de las energías renovables, está en expansión el sector relacionado con la electrificación y la transición energética en curso: la minería de minerales llamados de transición, pero que son minerales de sacrificio. Los territorios donde se desarrolla y las poblaciones que los habitan se verán profundamente afectados en relación con las bases naturales del sustento de la vida. La descarbonización de la economía esencial para frenar la crisis climática, multiplica la demanda de minerales estratégicos y tierras raras.
En cuanto a la transición energética hegemónica impuesta – una verdadera “transacción energética” – además de las energías renovables, está en expansión el sector relacionado con la electrificación y la transición energética en curso: la minería de minerales llamados de transición, pero que son minerales de sacrificio. Los territorios donde se desarrolla y las poblaciones que los habitan se verán profundamente afectados en relación con las bases naturales del sustento de la vida. La descarbonización de la economía esencial para frenar la crisis climática, multiplica la demanda de minerales estratégicos y tierras raras.
En las últimas décadas, las grandes corporaciones, sus instituciones públicas y privadas, así como sus ideólogos y pensadores fomentaron soluciones del mercado como la gran solución frente a la “cuestión ambiental”. En la época de la Conferencia de Estocolmo, en 1972, la “protección” del “medio ambiente” se presentaba como un obstáculo al “desarrollo”. En Río´92, algunos visionarios ya sugerían que el mundo corporativo debía levantar la bandera del “desarrollo sustentable”, pues había chances de convertirlo en un buen negocio. En Río+10 (2002), el concepto de “responsabilidad social corporativa” fue el slogan del sistema, vendiendo al sector privado como el portador de las soluciones para la crisis ambiental, y preparando el terreno para el actual avance de las “falsas soluciones”.
COP30 y más allá
En la COP30, veinte años después, esta tendencia se profundiza. Nos quieren hacer creer que el mismo desarrollo, los mismos sistemas y lógica financiera y tecnológica, el mismo mercado y los mismos préstamos, los mismos empleos y las mismas instituciones que causaron y causan tantas injusticias sociales y ecológicas, ahora, pintados de verde, van a resolver todos los problemas. Frente a esto, los pueblos, sus organizaciones y movimientos sociales, tenemos que asumir un protagonismo claro, contundente y autónomo, para generar una mayor organización y movilización popular y coordinar estrategias.
Precisamos de la articulación de ideas, prácticas políticas y estrategias transformadoras para estar a la altura del desafío que debemos enfrentar. En ese sentido, apostamos a que la Cumbre de los Pueblos hacia la COP30, junto a la multiplicidad de actividades relacionadas, sean un avance decidido al servicio de las luchas y resistencias populares en donde las personas y comunidades afectadas por el sistema capitalista, la crisis climática, el modelo de desarrollo y la deuda –el corazón del sistema-, son los principales protagonistas. Son ellos y ellas, junto con la Naturaleza, quienes día a día enfrentan con dignidad la barbarie del capital y están construyendo, con sus esfuerzos y luchas, ese Otro mundo posible.
Precisamos de la articulación de ideas, prácticas políticas y estrategias transformadoras para estar a la altura del desafío que debemos enfrentar. En ese sentido, apostamos a que la Cumbre de los Pueblos hacia la COP30, junto a la multiplicidad de actividades relacionadas, sean un avance decidido al servicio de las luchas y resistencias populares en donde las personas y comunidades afectadas por el sistema capitalista, la crisis climática, el modelo de desarrollo y la deuda –el corazón del sistema-, son los principales protagonistas. Son ellos y ellas, junto con la Naturaleza, quienes día a día enfrentan con dignidad la barbarie del capital y están construyendo, con sus esfuerzos y luchas, ese Otro mundo posible.
Por eso, frente a esta situación, hacemos un llamado a la unidad del campo popular, a aglutinar fuerzas contra-hegemónicas para potenciar nuestras energías, recursos, ideas y perspectivas. A plantearnos nuevos proyectos de sociedad post-capitalista, no-extractivista, libre de deudas, dominaciones y opresiones de cualquier tipo. A desenmascarar que el capitalismo no tiene cómo ser humano, no tiene cómo ser verde: sólo es el color de los dólares que acumulan sobre la vida de las personas y la Naturaleza. A coordinar esfuerzos para luchar por alternativas superadoras, incluyendo entre ellas:
Anulación total e incondicional de las deudas ilegítimas reclamadas a los países del Sur.
Reparación de las Deudas Históricas, Sociales, Ecológicas y Climáticas promoviendo cambios estructurales en las relaciones entre los países y hacia adentro de nuestros países.
Reducción de emisiones reales en los países del Norte y rechazo a las falsas soluciones de mercado como los bonos verdes o de carbono, Mecanismos de Desarrollo Limpio, REDD+, energía nuclear, agro-combustibles, geoingeniería, energías renovables corporativas y a gran escala, canjes de deuda por conservación o acción climática, entre otras.
Des-financiarización y desmercantilización de nuestras economías y cierre de las Instituciones Multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, la OMC y los bancos regionales como el BID. Por la gestión de financiamiento climático público, adicionale y no reembolsable.
Revisión y rechazo de los Acuerdos Comerciales, Tratados de Protección a las Inversiones y toda forma de aplicación de los derechos de propiedad intelectual y de falsas soluciones tecnológicas como la geoingeniería, nanotecnología, tecnología terminator, etc.
Dejar los combustibles fósiles bajo la tierra y promover un cambio en el modelo de producción y consumo sobre la base de la armonía, la complementariedad, la solidaridad y el equilibrio entre todos con todo.
Restructuración ecológica de las ciudades. Combatir la especulación inmobiliaria, el racismo ambiental, la gentrificación y el desplazamiento de las poblaciones empobrecidas.
Reconocimiento y protección de los derechos de las poblaciones forzadas a inmigrar por las causas e impactos de la crisis climática.
Garantía de los territorios y del consentimiento previo e informado de los pueblos indígenas y tradicionales que mantienen los ecosistemas que protegen el clima. Respetar y aprender de las formas de vida de los pueblos y comunidades del Sur y sus alternativas de vida.
Defensa de la Soberanía Alimentaria, Energética y Financiera de los pueblos, con la promoción de modelos de producción y consumo que restauran control a las poblaciones involucradas e impiden nuevos proyectos que reproducen los patrones imperiales.
Reparación de las Deudas Históricas, Sociales, Ecológicas y Climáticas promoviendo cambios estructurales en las relaciones entre los países y hacia adentro de nuestros países.
Reducción de emisiones reales en los países del Norte y rechazo a las falsas soluciones de mercado como los bonos verdes o de carbono, Mecanismos de Desarrollo Limpio, REDD+, energía nuclear, agro-combustibles, geoingeniería, energías renovables corporativas y a gran escala, canjes de deuda por conservación o acción climática, entre otras.
Des-financiarización y desmercantilización de nuestras economías y cierre de las Instituciones Multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, la OMC y los bancos regionales como el BID. Por la gestión de financiamiento climático público, adicionale y no reembolsable.
Revisión y rechazo de los Acuerdos Comerciales, Tratados de Protección a las Inversiones y toda forma de aplicación de los derechos de propiedad intelectual y de falsas soluciones tecnológicas como la geoingeniería, nanotecnología, tecnología terminator, etc.
Dejar los combustibles fósiles bajo la tierra y promover un cambio en el modelo de producción y consumo sobre la base de la armonía, la complementariedad, la solidaridad y el equilibrio entre todos con todo.
Restructuración ecológica de las ciudades. Combatir la especulación inmobiliaria, el racismo ambiental, la gentrificación y el desplazamiento de las poblaciones empobrecidas.
Reconocimiento y protección de los derechos de las poblaciones forzadas a inmigrar por las causas e impactos de la crisis climática.
Garantía de los territorios y del consentimiento previo e informado de los pueblos indígenas y tradicionales que mantienen los ecosistemas que protegen el clima. Respetar y aprender de las formas de vida de los pueblos y comunidades del Sur y sus alternativas de vida.
Defensa de la Soberanía Alimentaria, Energética y Financiera de los pueblos, con la promoción de modelos de producción y consumo que restauran control a las poblaciones involucradas e impiden nuevos proyectos que reproducen los patrones imperiales.
Nuestro mundo no está en venta, nuestra dignidad, amor por la tierra, saberes y culturas tampoco.
La Naturaleza, la Pachamama, la vida: ¡NO se venden, NI se endeudan! ¡Se defienden!
JUBILEO SUR/AMÉRICAS
Brasil, Belém, Noviembre de 2025
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